Era el Gran Premio de Italia de 2024. El mismo en que debutó en Fórmula 1 Franco Colapinto, entonces en Wiliams, en el fin de semana que enlazó agosto con septiembre. El último de Lewis Hamilton en Mercedes en Europa. Y como las escuderías se trasladan por el Viejo Continente con un mismo motorhome pero alquilan otros cuando salen de él, el piloto inglés ya no volvería a usar ese ambiente donde tanto tiempo había pasado. Tiempo feliz.
Doce años transcurrieron con el británico en la casa de la estrella. Seis campeonatos mundiales ganados. Un dominio de la Fórmula 1 como muy pocos en la historia. Y un mismo albergue en cada autódromo europeo, el hospitality rodante de Mercedes. Con lo necesario para estar bien: camarines para los pilotos en la parte posterior del edificio, camas para masajes, baño con ducha y lavabo. Ambiente en el que Hamilton pensó, planificó, revivió, descansó, se aisló del ruido, disfrutó –mucho– y sufrió –no tanto–, por varias temporadas.
Aquel domingo inicial de septiembre en Monza, el heptacampeón tuvo una reunión con ingenieros en la planta alta. Salió del encuentro y bajó por los peldaños para irse del motorhome. Pero se detuvo al final de la escalera, volvió sobre sus pasos y entró de nuevo. Diez minutos permaneció ahí, hasta volver a marcharse, después de tomar del brazo y comentarle algo a Carlos, el jefe de logística de carreras de Mercedes.
“Acabo de darme cuenta de que no volveré a ver esa habitación. Estoy muy emocionado. No puedo irme. Me da un poco de pena irme de esa habitación porque he estado allí muchos años y no volveré a verla”, dijo Hamilton, conmovido.
No estuvo diez minutos mirando el techo. Los aprovechó para hacer una suerte de grafiti: escribió un mensaje en una pared. Un mensaje destinado a su adolescente sucesor: ya se sabía que Andrea Kimi Antonelli sería su reemplazante en la escudería alemana en 2025. El inglés ya estaba confirmado desde hacía muchos meses en Ferrari y vivía ese año como una despedida en cuotas del ámbito donde había sido exitosamente feliz.
Pero el chico italiano no vería lo escrito hasta mayo de este año, ocho meses más tarde, cuando los motorhomes europeos volvieron a escena luego de que la Fórmula 1 regresara al Viejo Continente tras girar por América, Asia y Oceanía. Algo sabía, porque en la víspera del Gran Premio de Australia 2025, inaugural de la temporada, había comentado: “Lewis siempre ha sido cordial para conmigo, y me ha dado algunos consejos. Realmente estoy muy agradecido por eso, porque muestra que no solamente es un gran piloto sino también una gran persona”. Junto a él estaba el remitente. Antonelli lo miró. “Creo que escribiste un mensaje en el cuarto de piloto. Voy a poder verlo pronto”, le dijo el debutante de 18 años.
Dos meses luego, en el GP de Emilia-Romagna, Kimi se encontró por fin con lo escrito por su predecesor. “Y bueno, leer el mensaje me llenó el corazón, al recibirlo de una figura tan importante en el deporte. Ha hecho muchísimo y sigue ahí, dando lo mejor de sí. Es uno de los mejores de la historia. Y recibir un mensaje así es… increíble”, apuntó el novato de Mercedes. ¿Y qué dice el mensaje? “Contiene algunos consejos. Bueno, me temo que no pueden verlo, pero creo que refleja mucho cómo es Lewis como persona. Pude ver mucho del lado humano de Lewis, no sólo del piloto. Y bueno, me sirve como motivación para salir y dar lo mejor de mí, porque no pasa todos los días”, apenas reveló.
Esquivo Antonelli sobre el contenido del pseudografiti, tiempo más tarde fue Stephen Lord, coordinador del grupo de carrera de Mercedes, quien develó algo más o menos detallado: “Entré a la habitación y en la pared había una larga nota escrita a mano. Era un mensaje para Kimi, en el que le daba la bienvenida a su nuevo espacio, le deseaba lo mejor y le decía cosas muy lindas del equipo. La nota decía «si cuidás a los integrantes del equipo, ellos te cuidarán, porque son una gran familia»“. Le gustó el texto a Lord. Y no únicamente a él.
Tan bien cayó en la escuadra, que Mercedes hizo poner un panel de vidrio para que quedara intacto. La placa es definitiva. “El mensaje es tan bonito que quiero dejarlo ahí. Porque cada vez que entro a la habitación puedo verlo. Y también es un buen recordatorio. Así que gracias, Lewis”, se complació el adolescente destinatario. Y omitió referirse a un detalle llamativo, con el que se encontró Lord, que sí lo mencionaría.
A todo esto, Hamilton tuvo unas palabras para su sucesor en la organización de Brackley, Reino Unido. Cuando Kimi habló de su gesto, Lewis sonrió. Y expresó: “La primera razón por la que estaba sonriendo fue el solo mirar a este joven acá. Estoy contento por él. Está haciéndolo muy bien y manejándose personalmente muy bien. Tomar ese salto, tener esa primera oportunidad de estar en Fórmula 1, son muy, muy especiales. Sé cuántos años de dedicación le ha demandado. Empieza incluso más joven que yo. Tenés 18 ahora, ¿no? Es entusiasmante verlo», manifestó el hetpacampeón de 40 años aquel jueves en Melbourne.
Veintidós años de diferencia, y los dos en la misma grilla, la de la elite del automovilismo mundial. Pero de algún modo, Hamilton, con toda esa experiencia y esos galones, tiene todavía un espíritu de niño. Lo certifica ese hecho colorido que reveló no Antonelli sino Lord, al contar aquel último día del multicampeón en el hospitality de Mercedes: “Decidí pasar por el baño para asegurarme de que todo estuviera en orden. Al entrar, justo junto al inodoro, sobre el soporte del papel, encontré la inscripción «Lewis estuvo aquí», acompañada por una gran cara sonriente”.